Ictus: Enfermedad Cerebrovascular

DEFINICIÓN

La enfermedad cerebrovascular se produce cuando el tejido cerebral deja de recibir un aporte continuo de oxígeno debido a un problema en la vasculatura intracraneal, es decir, en las arterias que normalmente llevan el flujo sanguíneo hacia el cerebro.

Enfermedad Cerebrovascular = Ictus = Stroke

La enfermedad cerebrovascular también se conoce como Ictus, que significa “golpe” o “ataque” en latín. Mismo significado tiene la palabra Stroke, utilizada en idioma inglés para referirse a esta enfermedad. Tanto Ictus como Stroke expresan el carácter súbito del poceso.

La enfermedad cerebrovascular es la tercera causa de muerte y la primera causa de invalidez en el mundo.

Se trata de una enfermedad que no respeta edad, sexo, raza ni condición social y que en muchas ocasiones afecta a individuos en las etapas más productivas de sus vidas. A pesar de esto, la mayoría de la gente no es consciente de la gravedad de esta enfermedad, de los factores de riesgo que favorecen su desarrollo, de sus manifestaciones clínicas ni de las opciones de tratamiento que existen en la actualidad. Diversas encuestas realizadas en Latino América han demostrado que menos del 10% de las personas tienen una idea clara de la magnitud de este problema.

Esta situación ha motivado que la Sociedad Iberoamericana de Enfermedad Cerebrovascular inicie una campaña tendiente a incrementar el conocimiento público que se tiene sobre esta entidad.

Esperamos que este intento se traduzca en un mejor reconocimiento por parte del público de las denominadas señales de alarma del ictus y en la búsqueda oportuna de atención médica especializada, la que ha demostrado ser eficaz para reducir la mortalidad de los pacientes y para mejorar la calidad de vida de aquellos que sobreviven el evento agudo.

SEÑALES DE ALARMA

Los efectos devastadores de la enfermedad cerebrovascular pueden ser disminuidos o revertidos si se inicia un tratamiento oportuno. Es fundamental conocer las manifestaciones de esta enfermedad, las que suelen presentarse en forma súbita e incluyen:

  • Adormecimiento o debilidad en un brazo o pierna o en todo un lado del cuerpo

  • Dolor de cabeza intenso, asociado con vómitos

  • Visión borrosa o disminución de la visión en uno o ambos ojos

  • Dificultad para hablar o para comprender el lenguaje

  • Mareos o inestabilidad al ponerse de pie o al caminar

FACTORES DE RIESGO

Dr. Carlos Gerardo Cantú Brito
Presidente de la SIECV

No todas las personas tienen el mismo riesgo de sufrir una enfermedad cerebrovascular. Lamentablemente algunos de los denominados factores de riesgo, es decir, situaciones que aumentan la posibilidad que una persona sufra un derrame o un infarto cerebral, no pueden modificarse. Estos incluyen:

Por el contrario, existen una serie de factores que pueden ser modificados, reduciendo considerablemente el riesgo de sufrir una enfermedad cerebrovascular. Estos factores, que se refieren principalmente al estilo de vida del individuo, incluyen:

  • Hipertensión arterial

  • Diabetes

  • Enfermedad cardiaca

  • Tabaquismo

  • Obesidad

  • Dieta elevada en grasas

  • Sedentarismo

  • Uso de anticonceptivos orales

  • Abuso de drogas o alcohol

Subtipos de enfermedad cerebrovascular

Existen tres grandes tipos de enfermedad cerebrovascular:

Trombosis Cerebral

Se produce cuando una arteria se ocluye debido a la formación de un trombo en su interior. Estos trombos usualmente se forman a partir de placas de aterosclerosis que no son más que depósitos de grasa en la pared arterial.

Embolismo Cerebral

Se produce cuando una arteria se ocluye debido a un coágulo de sangre que ha viajado por la circulación desde un lugar distante, por ejemplo, el corazón.

Hemorragia Cerebral

Se produce cuando una arteria se rompe, dejando escapar sangre hacia el tejido cerebral.

Después de un Ictus

Si una persona ha sufrido un derrame o un infarto cerebral, deberá tomar responsabilidad de su propio bienestar. Esto incluye tomar las medicinas en forma ordenada, acudir periódicamente al médico para exámenes de control, iniciar y mantener un programa de ejercicios físicos bajo supervisión especializada, dejar de fumar y de consumir alcohol y seguir una dieta con bajo contenido de grasas y poca sal. De igual manera, el regreso a las actividades previas del individuo, incluyendo trabajar y conducir vehículos, deberá realizarse en forma gradual y siempre bajo supervisión médica. La rehabilitación física de un paciente que ha sufrido un evento cerebrovascular es fundamental para aumentar su independencia y para su pronta reintegración a la sociedad. Estudios recientes han demostrado que una vez que una región del cerebro ha sido dañada por un evento vascular, las zonas vecinas sanas pueden —luego de un entrenamiento apropiado— suplir la función de la región cerebral afectada.

Dichos estudios proveen una base racional para la rehabilitación y abren un camino de esperanza para la mayoría de los sobrevivientes de un derrame o de un infarto cerebral. Con respecto a la rehabilitación, hay que recordar que si bien es importante fijarse objetivos a largo plazo, es fundamental disfrutar y valorar los avances logrados día a día. Los pacientes deben adaptarse a esta nueva vida y nunca rendirse ya que uno de los aspectos principales de la rehabilitación es el interés que pongan los enfermos en su terapia. La depresión que sufren los pacientes luego de un evento cerebrovascular es el factor que con mayor frecuencia conspira contra su propia recuperación. La terapia ocupacional, asociada con medicación antidepresiva, es la forma más efectiva de superar dichos estados de ánimo perjudiciales.

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